Y
tu rostro acurrucado junto al mío,
Me
abrazas fuerte, mamá, cuando tengo frío
Contigo
he pasado momentos tan bellos.
Pensar
en tu ausencia, me da escalofríos.
Allí
estabas en mi primer día de escuela,
Mirando
dulcemente lo que yo hacía,
Y
tu rostro reflejaba la alegría,
Quedando
en mi alma de niño, la estela
grabada
de aquel maravilloso día.
Mamita, con ternura mi mano guías
sobre el cuaderno, cuando hago mi tarea
para que mañana: hombre de bien yo sea,
me enseñaste a rezar el Ave María,
no me desampares ni de noche ni de día.
Una cruel enfermedad te ha diezmado
Y ya no tengo el placer de escucharte
Usas señas para poder comunicarte
A la muerte venciste para estar a mi lado
Madrecita, jamás dejaré de amarte.
Mamá, cuando ya no estés más a mi lado,
Serás mi ángel de la guarda: mi querube,
Y cuidaras mis pasos desde las nubes,
Vivirás porque en mi corazón han quedado
Los recuerdos que con ternura he guardado.
Madre, y si yo he de partir primero
Seré en la bóveda celeste: el lucero
que te alumbre en tus noches de soledad
Por que seré una estrella en la inmensidad
Madre no sabes cuanto te quiero.
Tarde o temprano, vendrá el día en que los
astros se detengan junto con el tiempo,
y seamos como estrellas del firmamento,
Brillaremos por siempre juntos los dos,
Y nuevamente podré escuchar tu voz.
Juan Francisco Samaniego
Poeta Galáctico
Mamita, con ternura mi mano guías
sobre el cuaderno, cuando hago mi tarea
para que mañana: hombre de bien yo sea,
me enseñaste a rezar el Ave María,
no me desampares ni de noche ni de día.
Una cruel enfermedad te ha diezmado
Y ya no tengo el placer de escucharte
Usas señas para poder comunicarte
A la muerte venciste para estar a mi lado
Madrecita, jamás dejaré de amarte.
Mamá, cuando ya no estés más a mi lado,
Serás mi ángel de la guarda: mi querube,
Y cuidaras mis pasos desde las nubes,
Vivirás porque en mi corazón han quedado
Los recuerdos que con ternura he guardado.
Madre, y si yo he de partir primero
Seré en la bóveda celeste: el lucero
que te alumbre en tus noches de soledad
Por que seré una estrella en la inmensidad
Madre no sabes cuanto te quiero.
Tarde o temprano, vendrá el día en que los
astros se detengan junto con el tiempo,
y seamos como estrellas del firmamento,
Brillaremos por siempre juntos los dos,
Y nuevamente podré escuchar tu voz.
Juan Francisco Samaniego
Poeta Galáctico