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sábado, 30 de agosto de 2014

Ayer en Siria

dedicado a los niños que mueren o quedan mutilados en los conflictos de Oriente Medio

Ayer, el viento lloró
en los balcones de mi nostalgia.
Ayer, las olas buscaron consuelo
en la arena de mi soledad.
Ayer, las detonaciones
socavaron los cimientos de las montañas

Ayer, los raptores de la quintaesencia
robaron los colores del atardecer;
y el ocaso lívido
se desvaneció en el mar de plomo.   

Ayer, los ladrones de almas
envenenaron el aire
que horada mis entrañas hoy.

Aunque quiero respirar
mi pecho se estrecha
cada vez más.

Ayer, vacía quedó la bóveda
de mi corazón;
puedo caminar dentro de él
y sentir sus paredes mustias.

Ayer, todo lo que amaba
dejó de existir.
Ayer en Siria, el tiempo se cansó
de contar los minutos de mi alma,
y la dejé caer libremente hacia arriba
girando en espiral
entre el terciopelo cristalino de las nubes.
 

Mañana, cuando llegue al edén
le contaré al Maestro Yeshua Emmanuel
lo que ustedes me hicieron hoy…
Juan Francisco Samaniego