Hubo una vez cuando el tiempo era perfecto,
cuando iba a la escuela,
a la escuela cristobalina,
con mis amigos del alma.
Cuando el tiempo era perfecto,
los recuerdos con ustedes;
mejor que la plata y el oro.
Eran tan perfectos
los días junto a mis camaradas;
tal parecía que el sol
se acostaba más tarde que de costumbre.
Junto a mis compañeros aprendí mis primeras letras,
a sumar alegrías,
a restar tristezas,
a tirar a la portería,
a batear roletas,
a aprender de astronomía,
a jugar a la guerra.
Eran tan perfectos aquellos días:
con tan solo dar tres pasos
llegaba a mi amado colegio...
quiero ver sus rostros cómplices
una vez más
y pintar nuestros corazones
con la témpera de la amistad.
Tan perfecto...
... que a veces me levanto...
... para ir otra vez a la escuela...
Era tan feliz...
...y no lo sabía.
Poeta Galáctico.